El Magíster en Intervención Socio-Jurídica en Familia de la Universidad Andrés Bello entrega herramientas para comprender y enfrentar complejidades desde una mirada crítica y fundamentada.
Los equipos profesionales que trabajan en ámbitos socio-jurídicos enfrentan hoy escenarios altamente demandantes. Condiciones laborales precarias, dificultades para garantizar derechos y tensiones asociadas a la salud mental de quienes intervienen son parte de los desafíos transversales del sector.
“No existen recetas en estos espacios, pero sí es posible desarrollar capacidades que empoderen a los profesionales frente a estos desafíos”, explica el académico Mario Silva, docente del Magíster en Intervención Socio-Jurídica en Familia.
El análisis de casos de vulneración, conflicto o intervención familiar exige hoy una lectura integral que combine saberes de distintas disciplinas. Para el docente, la interdisciplinariedad no solo es un enfoque, sino una condición de trabajo.
“La perspectiva interdisciplinaria es una realidad y un fundamento de la intervención familiar”, señala.
Gracias a este componente, el Magíster en Intervención Socio-Jurídica en Familia fortalece la capacidad de sus estudiantes para abordar situaciones complejas con una mirada amplia, coherente y sustentada.
El proceso formativo del magíster está diseñado para que cada estudiante revise, cuestione y perfeccione su propio ejercicio profesional a través de tres ejes: reflexivo, conceptual y colaborativo.
Estas competencias permiten a los estudiantes evidenciar mejoras directas en su desempeño profesional, fortaleciendo la toma de decisiones y el análisis de situaciones de alta complejidad.
El campo socio-jurídico está en constante transformación, especialmente frente a reformas normativas en materia de derechos, infancia y familia. Por eso, el programa mantiene un proceso de actualización continua.
Según Mario Silva, esto ocurre en dos niveles:

Uno de los elementos distintivos del programa es su profundo compromiso con el pluralismo y los derechos humanos, pilares del sello formativo de la UNAB.
“El programa reconoce, acoge y desarrolla la diversidad de identidades, corporalidades y territorialidades, aceptando el desafío de construir espacios garantes de derechos humanos, democráticos y respetuosos de la autonomía”, enfatiza el académico.
Este enfoque permite formar profesionales capaces de intervenir en contextos diversos, promoviendo prácticas respetuosas, inclusivas y coherentes con las demandas actuales del país.