La evidencia científica ha demostrado que el ejercicio correctamente prescrito puede mejorar o incluso revertir múltiples enfermedades crónicas. Desde esta mirada, la Fisiología Clínica del Ejercicio se consolida como una herramienta clave para la prevención y rehabilitación en salud.
“La fisiología clínica del ejercicio se ha convertido en una herramienta importantísima para el manejo de las condiciones crónicas no transmisibles, como envejecimiento, diabetes, obesidad, cáncer o enfermedades cardíacas. Cada una requiere un conocimiento específico de su patología y de la forma correcta de prescribir ejercicio para mejorar la salud del paciente”, señala el Dr. Luis Peñailillo, director del Diplomado en Fisiología Clínica del Ejercicio de la Universidad Andrés Bello (UNAB).
La correcta aplicación del ejercicio como terapia permite abordar patologías diversas, con resultados medibles en la mejora de la función cardiovascular, la reducción de la inflamación sistémica y la recuperación funcional.
Aunque el beneficio del ejercicio terapéutico es ampliamente reconocido, el Dr. Peñailillo advierte que aún existen desafíos estructurales:
“Las brechas aparecen desde la poca capacitación de los profesionales para maximizar la efectividad de las intervenciones basadas en el ejercicio. Si bien hoy existen espacios acondicionados para aplicar ejercicio físico como terapia, el manejo de las diferentes condiciones de salud y los parámetros ideales para cada usuario siguen siendo muy diversos”, comenta.
Esta realidad exige fortalecer la formación de los profesionales de la salud, tanto en el ámbito público como privado, con programas que integren los avances científicos con la práctica clínica.
Según el académico, el sistema público chileno ya ha comenzado a incorporar el ejercicio terapéutico como parte de los programas de salud:
“Desde el sistema público se han reconocido sus beneficios, y en clínicas privadas también se ofrecen programas de manejo de enfermedades crónicas. Hoy existen guías nacionales e internacionales que orientan la correcta prescripción del ejercicio en distintas condiciones”, destaca.
Estas iniciativas apuntan a un cambio cultural y sanitario, donde el ejercicio deje de verse solo como una recomendación general y pase a ser una intervención terapéutica específica y medible.
“La práctica basada en evidencia ha demostrado que el ejercicio bien regulado y periodizado puede curar hasta 26 enfermedades. La mayoría de las enfermedades crónicas mejoran la calidad de vida al realizar un programa de rehabilitación bien estructurado”, enfatiza Peñailillo.
Además, señala que aplicar estrategias de prevención y rehabilitación basadas en ejercicio contribuye directamente a descongestionar el sistema de salud, ya que disminuye los costos asociados a tratamientos y hospitalizaciones prolongadas.

El Diplomado en Fisiología Clínica del Ejercicio prepara a sus estudiantes para liderar esta transformación desde un enfoque clínico, científico y práctico.
“Este diplomado combina los avances de la ciencia con la experiencia clínica de profesionales que trabajan día a día con pacientes. Se profundiza en los mecanismos fisiopatológicos de las enfermedades y en las alternativas terapéuticas utilizadas tanto en Chile como en el extranjero”, explica su director.
El Dr. Peñailillo proyecta un crecimiento sostenido de esta área en los próximos años:
“Creo que esta es la terapia del futuro. El manejo de las comorbilidades y condiciones de salud mediante ejercicio prescrito con precisión será cada vez más relevante, especialmente considerando el aumento de la expectativa de vida y la prevalencia de enfermedades crónicas”, concluye.