El Diplomado en Recovery en Salud Mental – ASU de la Universidad Andrés Bello responde a las nuevas demandas del sistema de salud, apostando por un modelo inclusivo y centrado en la persona.
“La creación de este diplomado surge desde la necesidad de avanzar hacia un modelo de salud mental más humano, inclusivo y centrado en la persona. El modelo de Recovery responde a las nuevas demandas del sistema, que hoy busca integrar el protagonismo de los usuarios, familias y comunidades en la construcción de servicios más participativos”, señala Franco Loyola, director del programa.
El diplomado cuenta con el respaldo de la Arizona State University (ASU), una de las universidades más innovadoras del mundo. Según Loyola, esta alianza refuerza de manera significativa la propuesta académica.
“La colaboración con Arizona State University enriquece profundamente nuestra propuesta académica. Permite el intercambio de experiencias y conocimientos desde una mirada global, otorgando a los estudiantes acceso a nuevas perspectivas en salud mental. Además, amplía las redes profesionales y académicas de quienes lo cursan”, explica.
Los estudiantes que participan en este programa adquieren herramientas prácticas que fortalecen su quehacer profesional. “Quienes cursan el diplomado desarrollan competencias en prácticas colaborativas, implementación de planes de apoyo centrados en la persona, trabajo intersectorial y creación de entornos inclusivos y respetuosos de los derechos humanos”, detalla Loyola.
Estas competencias, aplicadas en la práctica, permiten transformar la relación entre profesionales, usuarios y familias, favoreciendo la autonomía y la recuperación personal y social.
El modelo de recovery en salud mental atraviesa cada módulo de la malla curricular del programa. “Cada asignatura aborda dimensiones esenciales de este paradigma, como el respeto por la diversidad de trayectorias de vida, la importancia de la experiencia vivida, la inclusión social y la corresponsabilidad en los procesos de salud mental”, afirma Loyola.
Este enfoque derriba estigmas y sitúa en el centro el derecho de toda persona a construir una vida con sentido más allá del diagnóstico.
El diplomado busca ser un referente en la región. “Esperamos formar líderes comprometidos con la transformación de los sistemas de salud mental. Queremos profesionales capaces de impulsar cambios culturales y organizacionales que promuevan la inclusión, la equidad y el respeto por los derechos humanos”, sostiene Loyola.
La propuesta cobra especial relevancia en América Latina, donde los desafíos en torno a la estigmatización, el acceso a servicios y el desarrollo de políticas públicas son compartidos. “Aspiramos a que nuestros egresados se conviertan en agentes de cambio que contribuyan a construir sistemas más justos, participativos y orientados al bienestar integral”, concluye.
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